Año: 1981
Crónica de una muerte anunciada es una novela corta escrita por el gran Gabriel García Márquez. Basada en un hecho real, ocurrido en 1951, de la que el autor tomó tanto el crimen como las circunstancias y protagonistas, para respetar la crónica periodística.
En ella se narra como el honor de una familia debe ser vengado a sangre. Pero también deja ver cómo los rumores van corriendo rápidamente y sobre todo en un pueblo chico de Colombia. Sin embargo, a pesar de que todos saben que los hermanos Vicario están por matar al Santiago Nasar, un joven de 21 años, nadie hace nada para detenerlos y a la vez nadie tiene la valentía de decírselo a Santiago, porque todos creen que ya lo sabe, ¿cómo no va a saberlo él que es la víctima si lo sabe todo el pueblo?
El libro se presenta como una reconstrucción de los hechos realizada años más tarde por el mejor amigo de Santiago, que será el narrador, y que cuenta los hechos partiendo de las distintas entrevistas realizadas a los vecinos del barrio para poder entender porqué asesinaron a Santiago.
Todo comienza luego del casamiento entre Ángela Vicario y Bayardo San Román, celebrado por el pueblo entero en una gran fiesta. Tras la noche de bodas, Ángela es devuelta a su familia ya que no era virgen. El culpable, Santiago Nasar, debía pagar con la muerte por haber llevado esa deshonra a la familia Vicario. A pesar de que adentro suyo no querían hacerlo, el deber familiar fue más fuerte y los gemelos Pablo y Pedro Vicario, sin dudarlo un instante, salieron alrededor de las 4 de la mañana a buscar por todo el pueblo y diciendo a viva voz que iban a matar a Santiago Nasar.
Así, el rumor llegó a los oídos de todos menos de Santiago. Los hermanos Vicario tras buscarlo durante horas finalmente dieron con él cuando regresaba a su casa tras ir a saludar al obispo que justo paso de visita por el pueblo. Unos momentos antes de que Santiago quiera entrar a su casa, su madre Plácida Linero pone la traba y la cierra ya que se había enterado que los Vicario querían matar a su hijo, y ella creía que él se encontraba en su habitación. Sin embargo, Santiago estaba afuera y era atacado por Pablo y Pedro Vicario con dos cuchillos de matarife. Lo acuchillaron varias veces, en el costado derecho, en el lomo, en el pecho, en el vientre (lo que provocó que los intestinos quedaran colgando hacia afuera) y en el muslo. Finalmente exhaustos dejaron de acuchillarlo. Santiago, con la poca vida que le quedaba, se dirigió hacia la puerta trasera de su casa con los intestinos en la mano, entró y cayó muerto.
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